Quizás la respuesta no sea ni el egocentrismo, ni la inmediatez, quizás nos hayamos dado cuenta de que nos podemos enamorar de alguien que está al otro lado del mundo y nos da miedo no encontrarlo. O quizás sólo queramos divertirnos. O quizás no. Puede que hayamos decidido disfrutar la vida de otra manera que no sea la establecida, puede que nos hayamos cansado de seguir la cronología de los sacramentos y nos estemos rebelando, sin quererlo. O sin saberlo.