A pesar del carraspeo de su jefe, la banda sonora sube de volumen y nuestro amigo empieza a hacer aviones de papel para llegar a la chica pero no lo va a tener tan fácil. Y así, en tan sólo tres minutos, hemos empatizado con una historia de amor sencilla por la inocencia que la envuelve. No hay castillos, ni rescates, ni llamadas perdidas. Simplemente vemos a un chico al que le gusta una chica, nada más. Y aún así, cuando la banda sonora vuelve a subir de volumen nos emocionamos tanto, o más, al descubrir que él sale corriendo detrás de ella ayudado por todos los aviones de papel y no sabemos si la logrará alcanzar.